viernes, 6 de diciembre de 2013

Anton Makarenko (Anton Semiónovich Makarenko; Bilopol, 1888 - Moscú, 1939) Pedagogo ruso. Nacido en el seno de una familia muy humilde, con enormes sacrificios por parte de su familia pudo estudiar pedagogía, estudios que completó en 1917 con la obtención del diploma del Instituto Pedagógico, con la máxima puntuación. El período 1905-1917 fue decisivo para su formación como futuro maestro y como renovador de los viejos sistemas educativos. El autor se sintió cada vez más cercano al movimiento revolucionario obrero, y se sumergió en la lectura de las páginas más apasionadas de la literatura democrática: Chejov, Turgenev, Korolenko, Lermontov, Pushkin, Gogol y sobre todo, Gorki, su guía y maestro, al que conoció personalmente en 1928 y con el cual mantuvo una profunda amistad. Finalizó sus estudios en 1919, y fue nombrado director de una escuela en la ciudad de Poltava. Se dedicó especialmente a la reeducación de niños y jóvenes inadaptados. Su principio fundamental es que la educación es un proceso que se produce con esfuerzo y disciplina, y cuyo objetivo es el ejercicio de una socialización eficaz y productiva. El trabajo colectivo es el medio más idóneo para lograrla; solamente una sociedad que impone tareas importantes y exige esfuerzos en su realización, puede desarrollar las potencialidades de sus niños y jóvenes. No hay adolescentes malos o extraviados, simplemente no han tenido un buen condicionamiento social, afirma. Proporcionar ese buen condicionamiento es la tarea del educador, que no se realiza con recetas psicológicas, sino introduciendo una experiencia social verdadera.


Los educadores sociales, (yo digo los educadores que apuntan junto a la psicología social a producir en los individuos aprendizajes vitales), tienen como tarea también su propia formación  permanente, a los efectos de acompasar los cambios que se dan en la sociedad; de otra manera, su intervención educativa estará condenada al fracaso. Makarenko, junto a Antonio Gómes da Costa, y Paulo Freire entre otros son autores de permanente consulta, porque desde la práctica cotidiana, llevaron adelante su tarea educativa, aplicando la dialéctica, y llevando sus teorías desde la práctica en un espiral dialéctico,(para recordar a Pichón Rivière), que nos hace avanzar en el método en forma permanente en una especie de "enseñaje", (enseñanza - aprendizaje) donde el docente aprende del educando lo que no pudo aprender en su formación académica. De esa forma, la inclusión se hace posible y las transformaciones comienzan.
                                                              Jorge Pérez. 
















































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