jueves, 5 de diciembre de 2013

Los límites de la institucionalidad muchas veces obtura, (por prejuicios o por una posición paranoide respecto a la relación educativa que se da en los centros de privación de libertad para jóvenes menores de 18 años), la plena libertad de expresión y la comunicación se ve empobrecida entre el adolescente en esta situación  y el mundo adulto. Otras veces, provoca la rebeldía de los involucrados , y otras, la represión no puede quitar la frescura de la personalidad adolescente. A todo esto se debe enfrentar el educador especializado o el educador social, quienes son los que están presentes cotidianamente en cada encuentro educativo.



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