viernes, 26 de febrero de 2016

Introducción.
Al principio, de modo introductorio, deseamos poner en claro que lo aquí expuesto nace a partir de más de diecisiete años trabajando con adolescentes privados de libertad en Colonia Berro, donde pasamos por diferentes formas de intervención, ya que tuvimos la impronta de pasar por todos los sistemas de seguridad, desde el más cerrado al más abierto. Desde el hogar Ser, pasamos al Centro Las Piedras, Luego al Ituzaingó y La Casona desde el 2001 al 2006 aproximadamente (consideramos única experiencia positiva de trabajo en equipo desde nuestro humilde entender, en Colonia Berro y en privación de libertad), y luego, desarmado el equipo de trabajo que en esa época tuvo logros importantes de inserción de jóvenes al mundo del trabajo y a la sociedad, a partir del año 2006 trabajamos en el Centro Ariel.
Estos años de experiencia, junto a nuestra formación en Psicología Social EN LA ESCUELA Dr. ENRIQUE PICHON RIVIERE DE PSICOLOGÍA SOCIAL, de donde regresamos en el año 2000, y en Educación Popular en el CENFORES nos han afiliado a la idea de que el trabajo en equipo es fundamental para lograr objetivos propuestos en el abordaje educativo en centros de privación de libertad para adolescentes. Muy pocos educadores estarán en contra de esta definición. Pero: ¿todos entendemos el trabajo en equipo de la misma forma? ¿Todos tenemos el mismo concepto de trabajo en equipo y equipo de trabajo? Seguramente no, dependiendo de formaciones, experiencias discímiles,y hasta de posiciones políticas.
Si hacemos una serie de preguntas al respecto a diferentes integrantes de un turno de trabajo por separado, seguramente todos tendrán algunas diferencias al respecto, que luego atentan contra el logro de objetivos en el quehacer cotidiano; y esas diferencias se profundizaran entre turno y turno, y sobre todo entre los turnos de la noche y los turnos del día. Es más, no se ha trabajado institucionalmente en el INAU y en SIRPA lo suficiente para la construcción de equipos de trabajo, ni se ha formado a los educadores en general, para el trabajo en equipo. Esto conduce a que se conozca el qué hacer en una jornada de trabajo porque está marcado en la rutina institucional, pero no se llegue a tener una idea acabada de cómo hacerlo para cumplir los objetivos..
La conformación de un equipo de trabajo lleva su tiempo, y éste se va construyendo en un espacio y en un tiempo compartido de sus integrantes, con una frecuencia predeterminada, que permita conformar primero grupos de trabajo y luego ir transitando en un proceso hacia la construcción de los equipos propiamente dichos.
Iremos definiendo, con la ayuda de diversos autores especializados en el tema, los conceptos de grupo, equipo, y esquema conceptual, para que nos sirva en la experiencia práctica.
En el mundo relacional del individuo, existen desde nuestra óptica tres contradicciones fundamentales en la organización de la realidad que se manifiestan en tres pares dialécticos:
Individuo- grupo.
Palabra- acción.
Pasado-futuro.
Si estamos aislados y sólo hablamos de la conservación del estado de cosas, somos fácilmente sometidos. En cambio si estamos juntos y actuamos, generamos el cambio.
Podemos decir que la organización de la conciencia depende mucho del mundo de los símbolos creados por la cultura, generada en cada sociedad, pero ésta fue generada a su vez por individuos, por las subjetividades. De modo que el conjunto es indivisible y forman un sistema único que es: Mundo- Yo, o Yo- Mundo.
Alfredo Moffat habla de que la hipótesis fundante de su “Teoría de Crisis” es suponer una conciencia originaria, arcaica, un solo adentro que sucede en un presente congelado como punto de partida del sujeto. Es razonable proponer que el origen sea el vacío, la nada, luego la conciencia sucede cuando la palabra la redime de la soledad y de la paralización que son los dos encierros más profundos de la mente: no vos- no mañana, y ambas se resuelven con la palabra, la comunicación.*
Desde esta vereda basaremos nuestra hipótesis de trabajo para lograr un acercamietno a una metodología de trabajo con jóvenes en situación de riesgo social y con adolescentes en situación de privación de libertad ambulatoria.
El grupo de trabajo.
Definiremos al grupo, como un conjunto limitado de personas que compartiendo las coordenadas de espacio y tiempo, a traves de procesos de comunicación y aprendizaje van construyendo un esquema conceptual referencial y operativo, que les permita realizar una tarea. Esa tarea es la razón por la que se conforman los grupos. Sin tarea no hay grupo, así como sin grupo no hay tarea colectiva. Podemos decir que el equipo se construye a través de la comunicación verbal y gestual en un tiempo común, a través de un proceso que involucra a todos los integrantes, por lo que requiere de cierta cantidad de reuniones grupales, donde los integrantes sean los mismos (espacio y tiempo compartidos con una integración estable). De esta forma se establecen las bases para la conformación de los grupos, donde sus integrantes se van conociendo y reconociendo con sus características peculiares. Podemos decir que el grupo es la matriz de identidad, es el lugar concreto donde se realiza el encuentro entre las subjetividades; la estructura grupal que es objetivadora de los contenidos de conciencia de sus componentes.
Lo que define a un grupo es la tarea realizada en un contexto dado (dimensión ecológica). En este caso, partimos de la práctica y la observación de un centro cuyo objetivo es la atención integral de adolescentes privados de libertad, en un régimen sancionatorio de mediana seguridad. Para ello es la conformación de un grupo de educadores, más allá de las diferentes formaciones de cada sujeto involucrado en esta actividad y de sus roles adjudicados institucionalmente. A la vez, cada integrante tiene otros grupos de pertenencia de los cuales también es parte, en la socialización integral de cada individuo de donde se complementa su aprendizaje vital. Es importante también tomar en cuenta las historias de los individuos que integran un grupo, de donde vamos conociendo diferencias y puntos de encuentro, y de esta forma elaborar las contradicciones que pueden obturar el trabajo en común.
Para cada espacio de trabajo concreto y cada tarea, es necesario partir de un Esquema Conceptual Referencial y Operativo que posibilite el funcionamiento colectivo, y el equipo de trabajo constituye el espacio privilegiado para construir una red de sostén, preservación, reconocimiento, valoración, y por lo tanto de reforzamiento de la identidad de cada trabajador.


Podemos resumir los propósitos de los grupos diciendo que la actividaqd está centrada en la movilización de estructuras estereotipadas, dificulatades de aprendizaje y comunicación, debidas al monto de ansiedad que despierta toda situación de cambio (ansiedad depresiva por abandono del vínculo anterior, y ansiedad paranoide creada por la nueva situación y la inseguridad). Estas dos ansiedades son cooperantes y coexistentes, y si son intensas pueden cerrar el sistema creando un círculo vicioso difícil del cual salir.
Los roles son en principio fijos en los grupos, hasta que se configura la situación de liderazgos funcionales, es decir , liderazgos operativos que se hacen más eficaces en cada “Aquí y ahora” de la tarea. El propósito general es el esclarecimiento de malentendidos, el aprendizaje, el desarrollo de la comunicación, la toma de decisiones y la conformación de un esquema referencial que posibilite el trabajo en común.
Las finalidades y propósitos de los grupos operativos pueden resumirse diciendo que su actividad está centrada en la movilización de estructuras, estereotipadas a causa del monto de ansiedad que despierta todo cambio (ansiedad depresiva por abandono del vínculo anterior y ansiedad paranoide creada por el vínculo nuevo y la inseguridad consiguiente). En el grupo operativo, el esclarecimiento, la comunicación, el aprendizaje y la resolución de tareas coinciden con la curación, creandose así un nuevo esquema referencial”.
Dr. Enrique Pichón Riviere.
En general podemos afirmar que los individuos participan en grupos porque éstos anticipan medios para satisfascer sus necesidades. En este caso se trata de realizar las tareas en un marco de seguridad que es necesario para cumplir objetivos educativos. Los miembros de un grupo ocupan distintas posiciones diferenciadas de acuerdo a las especificidades de ese grupo que componen, con el fin de realizar una tarea. Una de esas posiciones diferenciadas, es la del “lider”.
Los integrantes de un grupo aceptan ser dirigidos por una o varias personas, porque perciben a las conductas de éstos como el medio más adecuado para la consecusión de los objetivos grupales, objetivos que a la vez satisfacen necesidades de los mismos miembros.
Las características del “lider”, son vistas como significativas y de singular importancia sólo en función de las necesidades y objetivos del grupo. El “lider” es visto por los integrantes del grupo, como alguien que los ayuda a resolver sus dificultades.
Si el liderazgo es una función del grupo, ésta debe emerger de la interacción del mismo; al variar los objetivos y las necesidades grupales, varían las características significativas requeridas para ocupar la posición de “lider” y ejecutar sus funciones.
Ahora bien, al operar unilateralmene sobre el medio para modificarlo, se modifica la situación del grupo, su interacción, sus objetivos y las necesidades de sus miembros. En consecuencia se modificarán también las características significativas necesarias para ocupar la posición de “lider”, o sea que el liderazgo como función es móvil.
Podemos definir el liderazgo como un tipo especial de relación entre un individuo integrante del grupo y otros, en el cual el que denominamos “lider” influye sobre los demás integrantes, más de lo que es influído por ellos. Es conveniente diferenciar liderazgo de autoridad; señalamos que el “lider” emerge de la interacción del grupo, y esta emergencia parte de un acuerdo grupal ( muchas veces inconsciente) entre sus miembros. Mientras que la autoridad aparece de un exogrupo, impuesto por ejemplo de una institución, no parte de un acuerdo basado en la interacción grupal. Mencionamos esto, porque generalmente coexisten una autoridad institucionalmente definida, junto a un liderazgo grupal, situación que de no ser adecuadamente instrumentada puede originar conflictos.
El liderazgo entonces, podemos considerarlo como una función móvil, de una posición diferenciada en el grupo, o de un individuo en el grupo en una relación de influencia.
Podemos clasificar diferentes tipos de liderazgos según sea su “fuente de poder”, en cinco categorías que no necesariamente son excluyentes, sino que por el contrario deben ser complementarias en el funcionamiento del grupo. Un “lider” puede basar su poder de influencia en cinco principios o fuentes de ésta, pero predomina generalmente una de ellas, la que tiñe de cierto estilo determinado el tipo de liderazgo que ejecuta. Estas fuentes en que se basa la influencia de un individuo sobre el grupo, y que permite que el liderazgo se concrete son: el poder de recompensas y castigos. Aquel que tiene la posibilidad de gratificar o frustrar a los miembros del grupo tiene posibilidades de acceder al liderazgo. Otra fuente del iderazgo la encontramos en el poder de cohersión, con la posibilidad de recurrir a la obligatoriedad de la acción. En ésta fuente se basa el liderazgo autoritario. Mientras tanto el poder legítimo que se basa en cierta legalidad psicológica, originada en la internalización de las figuras paterna y materna, donde el “lider” es un representante de dichas imagos. También existe el llamado poder referido, basado en el afecto, la amistad o el prestigio. Finalmente nos encontramos con el poder experto, que se basa en el conocimiento y la información. Esta es la fuente que predomina en un liderazgo democrático.
Si el liderazgo es una función del grupo, y el lider emerge de la interacción y la actividad del mismo, es a ésta actividad a la que debemos referirnos para establecer una clasificación de aquel.
En todo grupo existen dos tipos fundamentales de actividad; el comportamiento intelectual y las conductas afectivas. La tarea a realizar implica actividades racionales, intelectuales, y por eso necesitará de un liderazgo instrumental o de tarea, lo que permitirá el logro de los objetivos propuestos. En todo el proceso de realización de las tareas propuestas para el logro del objetivo grupal, es muy importante mantener procesos de comunicación y aprtendizaje, una actitud cooperante que predomine sobre las actitudes de competencia, para no obturar el desarrollo del grupo, y de las actividades necesarias para el logro de metas propuestas.
Definición de un Esquema Conceptual Referencial y Operativo.
El Esquema Conceptual, Referencial y Operativo (ECRO), es un conjunto de ideas, métodos de trabajo, que permite aplicar en el campo de la acción una técnica adecuada para mantener la eficacia de las acciones que se aplican en determinada tarea. Asumidas grupalmente en un contexto dado favorecen la eficacia de nuestros actos y la eficiencia del grupo como tal y la de cada uno de sus integrantes en el cumplimiento de un objetivo. Es un acuerdo grupal de trabajo, que guiará nuestras acciones, y necesita para la concreción de la tarea cuatro pasos fundamentales: logística (obtención de recursos materiales y humanos que hagan posible el cumplimiento de los pasos siguientes). Técnica (sistema de trabajo), estrategia (planificacion a mediano plazo), y táctica (planificación a corto plazo que apuntan al cumplimiento de la estrategia)
Por lo tanto, el primer paso al que se debe apuntar, es a la construcción de ese ECRO específico, que ayude a hacer realizable nuestro objetivo general, siendo más eficientes en la realización de la tarea cotidiana, que a la vez se compone por una serie de acciones a realizar en cada jornada de trabajo. Es el cuerpo ideológico que guiará las acciones.
La construcción de ese ECRO específico, necesita de la capacidad de negociación de los integrantes del grupo de trabajo, (que se construirá también a través de procesos de comunicación), porque cada uno viene de historias con experiencias vitales diferentes, con sus características genéticas propias y diferentes formas de representarse la misma realidad, y hasta con roles adjudicados socialmente también distintos. Por lo tanto, ese grupo que se construirá con sujetos que vienen de otros grupos de pertenencia y de otras prácticas vitales, de aprendizajes diversos, incluso de sus grupos primarios también diferentes (familia), debe tener su propio espacio y tiempo en el aquí y ahora para posibilitar la construcción del vínculo necesario entre sus integrantes, para definir incluso tareas, métodos de trabajo y proyecto, y ser mas exactos en la mutua represerntación interna. Esto va configurando un espacio confiable para transitar hacia el objetivo que marca la tarea.
Algunas prácticas dentro del grupo serán esenciales para su desarrollo y consolidación: la circulación de la palabra, la escucha, la intencionalidad de llegar a acuerdos, buscar la complementariedad y no la competencia entre sus integrantes, permitir la rotacion de los roles de liderazgo según la temática abordada o las tareas a realizar, son algunas de las cuestiones que se deben poner de manifiesto. La perioricidad de las reuniones es fundamental, y de ser posible esa perioricidad debe ser semanal, a los efectos de que cada integrante tenga su tiempo de elaborar lo discutido en la reunión, confrontarlo con la práctica para poder hacer los ajustes necesarios en el hacer concreto y volcar esa experiencia en la próxima instancia grupal, a la vez que no se pierda el hilo de su construcción.
Es inevitable, sobre todo en las primeras reuniones, que se produzcan malestares por mecanismos de depositación en algún integrante del grupo, de parte del resto como un mecanismo de defensa y preservación de la subjetividad, (y también del grupo). Esto nos lleva al concepto de "chivo emisario", que es el portavoz de una situación grupal no deseada, es decir un problema al que no se le encuentra solución, unos encuentros sin aprendizaje aparente podríamos decir, o momentos de pretarea en los que predomina la parálisis o la ineficacia en la acción. En estos casos es bueno la realización de actividades que permitan bajar las ansiedades que la situación nombrada provoca en los integrantes. (Talleres, encuentros de formación, de dispersión, etc.)
Paulatinamente, en un proceso se llegará a la construcción del vínculo entre los integrantes, concebido éste como una estructura dinámica en continuo movimiento que engloba tanto al sujeto como al objeto (que en el grupo es otro sujeto) y sus relaciones, teniendo esta estructura características consideradas normales y alteraciones interpretadas como patológicas. El vínculo es una estructura compleja, bicorporal y tri personal, donde se incluye al tercero; ausente a veces pero incidente en la relacion de los integrantes siempre, provocando ruidos en la comunicación.
Pichón Riviêre define al vínculo como "una estructura compleja que incluye un sujeto, un objeto, su mutua interrelación con procesos de comunicación y aprendizaje". Dice también que " estas relaciones intersubjetivas son direccionales y se establecen sobre la base de necesidades, fundamento motivacional del vínculo".
Dicha necesidad concreta, en el caso que nos convoca es la realización de las tareas educativas mandatadas institucionalmente, de la forma más segura y eficiente posible dentro de un contexto que es desfavorable para una educación clásica de los internados, debido a las condiciones de encierro y de permanencia involuntaria en el Centro de los jóvenes. Se deben tomar en cuenta también las personalidades de los jóvenes con los que se producen los encuentros diarios; sin caer en prejuicios, no debemos caer en ingenuidades y estar conscientes que pretendemos educar en un contexto de encierro, a adolescentes que confrontan de la forma más complicada posible al mundo adulto representado en los educadores, con una postura de no reconocimiento de límites y en general, pertenecientes a familias poco continentes o que avalan sus conductas en lo social amplio que los llevaron a la privación de libertad.
El ECRO nos centra en un esquema teórico y práctico que se va construyendo en un contexto determinado y para realizar la tarea central que convoca al grupo.
Si acordamos que el sujeto está de alguna forma condicionado por sus relaciones sociales, y no solamente desde lo biológico y psicológico, estamos hablando de una concepción del hombre y del mundo desde la cual regiremos nuestra forma de actuar, de hacer y sentir. A través de un proceso de comunicación, multidireccional, los integrantes del grupo van construyendo el esquema referencial permitiendo que ese grupo sea operativo.
Ana Pampliega de Quiroga plantea que "estas concepciones del hombre y del mundo son formas de representación e interpretación de las distintas prácticas de los hombres. Nosotros tenemos en cuenta que el pensamiento está fundamentado en la práctica, en la acción. Entonces estas concepciones del hombre y del mundo que vamos a identificar como ideologías o sistemas sociales de significación, son sistemas, es decir, conjuntos mas o menos coherentes, mas o menos organizados de ideas, de normas y valores que tienen como condiciones de producción, como condiciones de posibilidad, el hacer de los hombres. Si no hubiera una actividad humana, si no hubiera una práctica, una experiencia humana, no existirían estas concepciones del hombre y del mundo. Es decir que las ideas surgirían como un intento de dar cuenta del mundo humano, como un intento de explicar, de legitimar el mundo de la producción, el mundo de las relaciones sociales...." "...Entonces, los sistemas de representación social o las ideologías tratan de dar cuenta de ese hacer, tratan de explicar las relaciones sociales en las organizaciones, tratan de legalizarlas, adjudicarles una lógica, una racionalidad, consolidándolas desde ese orden de representación. Eso que existe, al ser legitimado, al ser representado, al ser ideado, es consolidado desde el pensamiento"...."pero un sistema de representación o una ideología, no sólo legaliza, no sólo legitima, sino que también puede cuestionar esas formas de relación, esas formas de vida, de producción y de organización social, puede interrogarlas y cuestionarlas".
Esta confrontación de sistemas de representación, (ideologías), que en última instancia remite a la confrontación de sectores sociales, en la configuración de un Esquema Conceptual, Referencial y Operativo, incide en la teoría porque esta organización social contradictoria en la que vivimos, trae en su seno un enfrentamiento de intereses y de concepciones del hombre y el mundo constituyendo las condiciones de emergencia, las condiciones de producción de ese pensamiento y de esa teoría. Si la historia del conocimiento humano no es otra que la historia social de los hombres, ninguna teoría puede ser comprendida o analizada fuera del contexto social en que se elabora.
Un grupo dentro de una organización debe de ser creador, es decir sintetizador, portavoz y procesador de experiencias que le son propias, pero también procesador de experiencias e ideas que fueron socialmente elaboradas a través de la investigación concreta, tratando de descifrar los hechos concretos desde una experiencia práctica. Experiencia práctica que se da en un contexto social que está recorrido por ideas, teorías, significaciones, impregnado por ideologías. Allí encontraremos pensamientos que serán la expresión de una ideología, pensamientos que serán manifestación de otra ideología, pero muchos pensamientos que expresarán la contradicción o la lucha entre distintas concepciones del mundo y del hombre.
Un grupo que posee una buena red de comunicación, que se desenvuelve eficazmente en su tarea, es un grupo operativo, en el cual cada miembro tiene un rol definido, pero con un grado de plasticidad tal que le permite asumir otros roles funcionales. El asumir roles necesitados situacionalmente configura un proceso de aprendizaje de la realidad, que es una tarea fundamental del grupo.
Podemos hoy, afirmar que se está trabajando en un contexto de violencia potenciado por el encierro pero también por una situación social y económica que excluye, que priva mientras incita a consumir, y ahí se produce la contradicción que signa las acciones educativas en un contexto de inseguridad, además de falta de recursos materiales y humanos. Esto sería el contexto que condiciona, que determina, pero no sobre determina al punto de paralizarnos. Lo que paraliza es la carencia de una organización grupal, que permita la construcción de un esquema conceptual al que hacer referencia colectivamente, para permitir hacer operativas las tareas. Eso, junto a la carencia de un apoyo logístico (recursos materiales y humanos) hace insostenible muchas veces las condiciones de trabajo y repercute en forma negativa en la subjetividad de los integrantes del grupo de trabajadores. Y se produce el mecanismo defensivo inconciente que podríamos definir como la fuga. Desbordados por la situación permanente que genera una sensación de peligro constante, o de exposición constante a situaciones de stress nuestra subjetividad actúa produciendo el síntoma. Somatizaciones en distintos órganos del cuerpo (enfermedades), desinterés por la tarea, desensibilización ante problemas de los jóvenes, pedidos constantes de cambios de hogar, enfermedades que terminan en licencias médicas, etc. Pueden ser cientos las formas de manifestar inconcientemente el malestar del grupo además de las formas explícitas que se pueden dar en el cotidiano del Centro.
A esto se suma el hecho que en nuestro país aún no se reconocen los síntomas mostrados por trabajadores, como causa de una enfermedad profesional que puede ser el Síndrome de Burn Out.
Síndrome de Desgaste Profesional. (Burn Out).
Desde nuestra formación en Psicología Social, la terapia de crisis, cuyo interés se centra en la resolución de problemas y no en el análisis del diagnóstico, nos posibilita analizar los cuadros de despersonalización, fobias, depresión y las psicopatologías de acción que aparecen en los grupos de riesgo como los que atendemos, y también en las épocas de crisis.
Debemos aclarar que la histeria y las neurosis obsesivas son cuadros estabilizados y crónicos que necesita psocoanálisis y no son objeto del trabajo cotidiano de la institución.
El Síndrome de Desgaste Profesional, conocido como Burn- Out, es un tipo específico de stress ocupacional que fue descripto en las profesiones de ayuda o “dadores profesionales”.
Cristina Maslach lo define como “síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal que puede ocurrir entre individuos que trabajan con personas”. Se da este síndrome, entrabajadores de la salud, la educación , del INAU-SIRPA y otras profesiones de contacto permanente con público de diferentes edades.
Al hablar de agotamiento emocional lo refiere a la pérdida o disminución de recursos emocionales, a la vivencia de vaciamiento, de ya no poder mas. Sentirse saturado, desbordado. Cuando habla de despersonalización o deshumanización, se refiere a las actitudes cínicas, hostiles o de indiferencia para con los individuos con los que se interviene.
Al hablar de baja realización personal, hace referencia a la baja autoestima profesional, al sentimiento de culpa y vivencia de fracaso personal.
En el caso de los síntomas físicos, se acusan dolores de cabeza, contracturas, problemas cardiovasculares, gastrointestinales, hipertensión, fatiga e insomnio.
También el síndrome que describimos, se manifiesta a través de trastornos conductuales, que se expresan por irritabilidad, agresividad, intolerancia, hipercriticismo, aislamiento, descompromiso con las tareas, ausentismo, bajo rendimiento e indiferencia.
Éste síndrome produce una importante limitación de las potencialidades y riquezas del trabajador.
Esta situación es causada por discrepancias entre espectativas e ideales personales y la realidad laboral cotidiana, (la frustración, el no logro de los objetivos crea un sentimiento de impotencia y desesperanza); contacto sostenido y continuo con el sufrimiento, el dolor del otro, aspecto muchas veces inherente a la propia tarea; sobrecarga laboral, sobreexigencia por escasez de recursos de la institución, por características personales o por el multiempleo; deterioro en la retribución económica y en la valoración social de la profesión.
En el comienzo de esta problemática aparece la ansiedad, fatiga, irritabilidad, síntomas que por lo general no es advertido por el mismo profesional, sino por compañeros, familiares y amigos.
El trabajador es puesto en riesgo por la institución en diferentes aspectos como cuando la crítica predomina sobre el estímulo, los roles del personal son poco claros, no se logran los objetivos propuestos, no hay participación en la toma de decisiones, se da la mala comunicación generando malentendidos en forma frecuente, existe exesiva burocracia y predomina la sobreexigencia y sobrecarga en el trabajador.
Pero también, la institución puede atenuar los riesgos de enfermedad en el trabajador, mediante el impulso del trabajo en equipo como espacio de preservación y rescate, mediante la preservación del sobreinvolucramiento y la ampliación de la mirada. También mediante la valoración y el respeto del personal; instancias para el trabajador como talleres de formación, etc.; promociones justas, carrera profesional dentro de la institución; participación en la toma de decisiones; flexibilidad horaria; centros de trabajo adecuados; recursos suficientes para realizar la tarea; objetivos viables con los recursos que se cuentan; estimular el producir, crear; no quedar atrapado en la rutina y la estereotipia; y contar con un grupo de pares de referencia.
También existen variables individuales que atenúan el riesgo, como preservar la vida personal, que el trabajo no invada la vida personal. Valorizar las relaciones familiares y de amistad; sostenes afectivos; renunciar a la omnipotencia; mantener la distancia óptima, trabajando en cercanía pero sin confundirse con el otro; tener actividades extras al trabajo, otros espacios de crecimiento y desarrollo personales; (recreación, actividades físicas, artísticas, etc.).
También el poder cambiar de trabajo sin culpas, si se siente que ya se ha cumplido un ciclo.
También existen variables a nivel individual que incrementan el riesgo de enfermar. Este es el caso de quienes tienen una elevada autoexigencia, son perfeccionistas, sienten necesidad de control y omnipotencia. Personas pasivas y dependientes que les cuesta poner límites; quien tiene pobres vínculos afectivos, personales, deposita más expectativas de valoración y reconocimiento en el trabajo, que incluso puede convertirse en el único ámbito de reconocimiento y valoración.
Conclusión: El mundo adulto dentro del Centro debe abocarse al abordaje de las distintas problemáticas en forma colectiva, en reuniones semanales en las que participen todos los trabajadores, indiferentemente de los roles que cada uno tenga en el grupo.
Esas reuniones deben servir tanto para tratar el tema de los jóvenes, como los problemas del propio grupo.
Deben servir también para planificar el trabajo colectivo, adjudicando roles pero también asumiéndolos en forma democrática, sin desconocer los roles de autoridad adjudicados institucionalmente.
A su vez, los roles de autoridad deberían ejercerse de forma democrática, escuchando a quienes tienen cargos de menor jerarquía en la organización institucional, pero contienen saberes que se pueden aplicar para potenciar la eficiencia en el trabajo educativo y de seguridad. Yo diría de cuidados en la interna del grupo, y en la de los propios jóvenes.


Los jóvenes internados y la violencia.
Debemos pensar en primer término que los educadores, técnicos, maestros, maestros de taller; desde los Directores hasta los cocineros de un Centro tenemos la tarea de transmitir valores orientados a promover una cultura de la convivencia respetuosa entre sujetos diferentes. Se supone que eso daría a los internados, las bases para una inserción en el mercado laboral y en lo social amplio.
El tema de la violencia es un problema complejo que tiene su larga historia en los centros de privación de libertad. También en el afuera tiene sus lógicas y sus causas, y se manifiesta a través de las redes sociales (amenazas o insultos), en la concreción de actos violentos, individuales y grupales, en la consumación de transgresiones a la ley penal muchas de ellas vinculadas al poli cosumo de sustancias psicoactivas. Estos actos se potencian en el encierro y constituyen un factor de permanente exposición a situaciones de stress de los educadores. Consideramos que existe en el Uruguay como país dependiente de capitalismo atrasado en que vivimos, un sistema educativo que le corresponde; que contiene una serie de normas que no están adaptadas a nuestro tiempo y se siguen ejerciendo "para el bien de los niños y adolescentes" con el propósito de hacer de ellos, sujetos socialmente funcionales, sujetados a las lógicas que la sociedad precisa. Cuando estas normas institucionales no producen el efecto deseado en el adolescente, sobreviene la expulsión de la organización, lo que produce un transitrar peligroso hacia las conductas marginales, se crean los grupos de pertenencia que los adolescentes necesitan como sostén, como las tribus urbanas, las bandas, las barras de las esquinas o las plazas, los grupos de la calle. Pero en situaciones de crisis relativas de producción, donde las familias se encuentran en situaciones de paro forzoso como lo estamos viviendo hoy que hay más de un 10% de desocupación en el país, (lo que corresponde a unos 300 mil trabajadores), o en el caso inverso, en el que los padres deben trabajar mas horas de las debidas para lograr el consumo que la sociedad neoliberal constantemente impulsa, es necesario denunciar los efectos de la exclusión que se dan en las clases de más bajos recursos. Los jóvenes de nuestro país son los que más dificultades tienen para tener un empleo decoroso, un salario digno, los que no encuentran un por qué no desertar de los insitutos de enseñanza, no encuentran un significado en la educación muchas veces e incluso, lo que es más grave aún, no se ven proyectados en un futuro que se les presenta inalcanzable, o inhóspito, agresivo, peligroso y excluyente. El lumpenproletariado va creciendo aunque las cifras oficiales digan que bajan los índices de pobreza. Una característica del lumpemproletariado es buscar formas alternativas de subsistencia, sin aceptar responsabiliddes por sus actos. Pero debemos acordar que este lumpemproletariado es producto de una sociedad de consumo que la cultura neoliberal profundiza y alienta permanentemente.
Como toda cultura es un conjunto de mensajes para construir una vida, resulta oportuno para interpretar las relaciones entre los jóvenes y la violencia, comenzar por tener en cuenta ciertas necesidades fundamentales insatisfechas que inciden para la comición de actos violentos por parte de los adolescentes.
Norbert Elías, Kaplan y Orce,(2009), advierten que en todas las épocas, los jóvenes necesitan al menos cuatro cosas: a) perspectivas de futuro, b) la posibilidad de referenciarse en un grupo de pertenencia, c) un ideal que de sentido a sus vidas, y d) gozar de respeto y estima social. En este sentido, la violencia subjetiva suele aparecer vinculada muy estrechamente a experiencias de vida de quienes no se sienten escuchados o no encuentran su lugar en la sociedad. Se trata de espisodios de violencia en los que se ven involucrados adolescentes que han introyectado sentimientos de baja autoestima, sentimientos de rechazo y formas de descrédito amplio a lo largo de sus experiencias de vida social, familiar y escolar. Todo esto potenciado por una cultura neoliberal que encuentra repercusión en los medios de comunicación, que incentivan el consumismo, ligan el éxito con el tener mucho dinero, o una imagen que considera la belleza según parámetros construídos artificialmente. Eso que la cultura pos moderna va desparramando en mensajes a través de los grandes medios de comunicación o por las redes sociales, que incluye también el desprestigio del diferente, las violencias mediaticas perpetradas por personajes decadentes de la televisión en el area cultural, donde la agresión permanente es parte del show, aportan negativmente en la constitución de subjetividades en una etapa evolutiva en la que los individuos se desestructuran y reestructuran en un proceso que intenta construir al ser adulto, que se les exige desde el campo de lo social- relacional tenga sus tiempos pre determinados para no quedar excluídos del mundo del trabajo, los tiempos educativos e incluso el relacional.
Desde esta impronta, decimos que la adecuación de las instituciones educativas, incluído el INAU-SIRPA, no pasa por un afloje, por victimizar al adolescente al punto de perder las normas de convivencia. Las relaciones entre adultos y adolescentes, deben mantener su asimetría, y se debe trabajar en el sentido de inculcar a los jóvenes además de los derechos que les son inherentes como sujetos sociales, también las responsabilidades correspondientes que conllevan sus actos.
Tenemos que considerar la incidencia de lo histórico social y cultural en la producción de subjetividades, en una sociedad fragmentada, polarizada, poco cohesionada en donde los actos de violencia tienen mayores oportunidades de concretarse.


El comportamiento social
Si analizamos el comportamiento como un emergente, y los hechos como un producto histórico social, tenemos que aceptar que la violencia tiene relación con el contexto social de un grupo, que intenta dar una respuesta significativa para resolver la contradicción entre las necesidades de los sujetos integrantes de ese grupo determinado, y los requerimientos y las condiciones que está dando el mundo externo, el medio natural y social.
Ser visible” es uno de los lugares a que los adolescentes aspiran como modo de lograr su identidad ante los demás. En el mundo que los posmodernos llaman globalizado y nosotros lo vemos como de agresión o avance imperialista, el imperio de las imágenes pone a disposición del adolescente una infinita serie de “formas de lograr el éxito que les lleve la felicidad”. ( El mensaje cultural neoliberal para construir una vida).
La conducta de un individuo o de un grupo social, es ese intento de dar una respuesta coherente y significativa que tienda a resolver contradicciones entre exigencias y respuestas, entre exigencias, necesidades y metas disponibles, que es un equilibrio inestable y provisorio; cada vez que se llega a una situación de equilibrio se abre una nueva contradicción. Esto se da, porque la acción de los hombres, ya sea a nivel social o individual cambia las condiciones objetivas, las transforma, entonces emerge un nuevo requerimiento, una nueva exigencia adaptativa que desestructura lo previo y permite la emergencia de lo nuevo, es el movimiento de la vida.
Ana Pampliega de Quiroga, citando a Lucien Goldman dice que “el grupo social constituye un proceso de estructuración que elabora en la conciencia de sus miembros tendencias afectivas, intelectuales y prácticas. Es decir que los grupos sociales a los que pertenecemos son estructuras que elaboran en nosotros tendencias afectivas, intelectuales y prácticas hacia una respuesta coherente a los problemas que se nos plantean a partir de relaciones con los otros hombres y con la naturaleza. El sujeto creador explicita esas tendencias que han sido elaboradas en el grupo social; explicita las tendencias del pensamiento, sentimiento y acción, y así se hacen conscientes para los integrantes de esos grupos. O sea que, como siempre, el portavoz denuncia, explicita lo que hasta allí estaba implícito”.
Estas tendencias que son explicitadas por el sujeto creador, el autor, tienen dos caminos posibles: en este caso un camino hacia la reestructuración institucional, o un camino a la conservación de las formas actuales. Indudablemente en una institución cerrada, se trata por “problemas de seguridad” que el contexto cambie lo menos posible. Todo movimiento de cambio resulta persecutorio y provoca inseguridades, y así se obtura la posibilidad del trabajo educativo en serio. Entramos en el terrenno del “como Si”; se hace “como si” se educara.
Podemos definir si nuestra sociedad se mueve hacia la inclusión, hacia la integración grupal o tiene una tendencia a la fragmentación y la exclusión. Cada vez tenemos más la sensación de que nuestro cuerpo social está cada vez mas fragmentado y se conforman las subculturas producto de la atomización de grupos sociales, se forman como compartimentos estanco entre los cuales no existe interacción constructiva. Partamos del hecho de que toda conducta humana está favorecida u obtaculizada por el contexto social y vincular de los sujetos. Si los educadores pretenden promover cambios de conducta en los adolescentes que atendemos, debemos trabajar más personalizadamente con ellos, abordando la intervención en colectivo con un mismo discurso, un mismo repertorio metodológico, una teoría, o sea con un sistema de conceptos que dan cuenta de un conjunto de procedimientos a partir de los cuales operar sobre la realidad. Buscar enriquecer el contexto social y vincular acotado del encierro. Ese repertorio metodológico debe concebir al sujeto de nuestra intervención, el adolescente privado de libertad en este caso, como un sujeto producto de sus vinculos familiares, de sus grupos de pertenencia, de las instituciones educativas por las que han transcurrido, del contexto barrial en el que va creciendo en el proceso de formación de sus subjetividades.
En ese “irse produciendo”, los adolescentes en cuestión fueron transitando por una serie de experiencias sociales que los llevan al encierro. Pero ese transitar está también determinado por vínculos que conforman parte medular de su historia, por lo que el abordaje debe apuntar al joven y su familia, al joven y su grupo de pertenencia, al joven y otras instituciones por las que haya pasado con anterioridad a su ingreso al sistema penal juvenil. En definitiva, se debe abordar un individuo con sus relaciones sociales si queremos acercarnos a una solución de la problemática sufrida por la adolescencia en cuestión.
El marco Institucional.
Las organizaciones sociales autoritarias, represivas, no pueden tolerar el aprendizaje entendido como una libre exploración de la realidad. Tienden a instalar un sistema rígido, estereotipado y repetitivo. Esto atenta contra la creatividad porque no instala la valoración de la experiencia, sino que trata de impedir o negar la experiencia de los sujetos. Desde este punto de vista, es una contradicción que se diga que el INAU -SIRPA cumple con el Código de la Niñez y la Adolescencia considerando a los adolescentes en privación de libertad como Sujetos de Derecho, mientras se utilizan prácticas autoritarias y represivas de intervención. Tampoco significa que apostar a la creatividad y a la valoración de la experiencia descuide otros aspectos que la institución debe cuidar, como el tema de la seguridad. O sea que aún apostando a un paradigma de derechos y educativos en lo vital y formativo, se debe tomar en cuenta los condicionamientos y las determinaciones de un contexto de privación de libertad. Es decir, hacer esas dos tareas complementarias y no suplementarias y con personal especializado en cada área de trabajo por separado, apostando a la profesionalización de los operadores en las diferentes áreas.
Una teoría educativa creativa, expresa tendencias de pensamiento, de sensibilidad y de acción de grupos sociales determinados. Todos los fenómenos político-ideológicos, jurídicos, se apoyan en una estructura que tiene que ver con las relaciones sociales de producción, que implica también el sistema social que lo comprende, en nuestro caso un sistema capitalista atrasado de pais dependiente.
Siguiendo el pensamiento de Pichón Riviere, el sujeto no es sólo un sujeto relacional en el que el otro está siempre presente como objeto, modelo, rival o ayudante. El psiquismo tiene como condiciones de producción, “esa dialéctica entre sujetos, ese interjuego, ese determinarse recíprocamente que se da en el vínculo”, (lo que posibilita el aprendizaje). “Ahora, este vínculo, esta unidad de interacción está a su vez determinado desde las formas que revisten los procesos de interacción familiar, los procesos de interacción institucional y en última instancia las relaciones sociales más generales a partir de las cuales se constituye el orden simbólico, el orden específicamente humano, el orden del lenguaje. Este orden histórico, simbólico, específicamente humano tiene su fundamento en las relaciones de producción, es decir en las relaciones que los hombres establecen entre sí y con la naturaleza en función de sus necesidades y para producir materialmente su existencia”.
Se jerarquiza cuando hablamos de necesidad y de vínculo, la experiencia con el otro en la constitución del sujeto. Se debe jerarquizar la interación, las relaciones interpersonales que son en dos direcciones, del sujeto al objeto, y de éste al sujeto. La calidad del vínculo se determina según lleve a la gratificación o a la frustración y determina también formas de interpretación de la realidad, calidades de la experiencia vivida y formas de constitución del mundo interno de cada individuo. Por ese motivo, cuando se habla de vínculo, no se habla de relaciones lineales, sino dialécticas de determinación recíproca. Esto quiere decir que quienes trabajan desde sus lugares institucionales con jóvenes privados de libertad, deben considerar que en el intento de producir cambios en esas relaciones con los adolescentes, también saldrán con elementos que cambiarán de alguna forma su manera de interpretar al mundo en un proceso de aprendizaje que se da a partir del encuentro con el otro. Entonces debemos tener en cuenta al sujeto como un emergente social e históricamente determinado y que sólo puede ser comprendido en la interioridad de esas redes sociales de relación en las que se constituye y configura como sujeto. Aunque estudiemos a un solo individuo, debemos hacerlo en función de sus vínculos, sus experiencias sociales, en función de la asimilación y organización de las mismas como pautas de conducta de su propia personalidad, entonces debemos intervenir abordando al individuo y a su entorno familiar y grupos de pertenencia, etc., si queremos producir cambios en sus formas de relacionarse con el mundo.
Debemos abordar al sujeto desde su condición de fundante, de productor de su vida material, que es la síntesis de muy complejas relaciones sociales. Y esas historias de relaciones sociales que terminan en el encierro, vienen cargadas de pérdidas de vínculos, ataques a la identidad y de actos de violencia, primero de los grupos primarios y de la sociedad hacia el individuo niño, y mas tarde del adolescente hacia los individuos, los grupos y la sociedad. Ese es el tema que atraviesa a quienes deben intervenir con sujetos en privación de libertad. Juzgados por sus comportamientos, castigados por muchas causas, sus actos infraccionales pero también por sus carencias y la pérdida de empatía a veces causada por historias de privaciones continuas, (materiales y otras veces afectivas), y hasta por problemas constitucionales o genéticos.
Es observable el hecho que los educadores que operan en situaciones de privación de libertad, trabajan con jóvenes que en su mayoría pertenecen al lumpenproletariado, (aunque últimamente se observa que también ingresan al sistema, jóvenes pertenecientes prácticamente a todas las clases sociales). En medio de la anomia desde edades tempranas, estos jóvenes viven del narcotráfico a baja escala , del robo, la rapiña y en casos concretos cometen delitos graves (homicidio, copamiento o violación). Esto conforma una subcultura alejada de hábitos de trabajo y de estudio, desertores de los centros educativos por diferentes y muy variadas razones, y provenientes de hogares de muy diversas actividades, (incluso sobre todo en el caso de los infractores “primarios” son hijos de trabajadores).
Partiendo de la base de que los orígenes de estos jóvenes es muy diverso, y que muchas pueden ser las causas que llevan a los adolescentes a cometer actos infraccionales, el educador involucrado en la tarea de mantener una intervención directa en el sentido educativo, debe despojarse de los prejuicios sociales y personales, si quiere actuar objetivamente en este tipo de institución.
A la vez, los Gobiernos y Directores de la misma, deben resguardar la integridad y seguridad de los trabajadores que viven en permanente tensión al realizar el trabajo, y ser muy objetivos también en el tratamiento de irregularidades cuando éstas se suceden. El cuidado de sus trabjadores debe ser una de las cuestiones principales que debe abordar una insitución de estas características. En ese sentido el apoyo psicológico y de salud en general, es fundamental.
La mejor prevención de posibles hechos irregulares, abusos, etc., por parte de los trabajadores, comienza en el respeto de la forma correcta de ingreso de los postulantes a cualquier institución del estado: por concurso de oposición y méritos, mediante la conformación de tribunales con sujetos idóneos y ajenos a la organización, de la misma forma que deberían ser los tribunales técnicos que realizan los exámenes psicolaborales que exigen los ingresos correctamente realizados.
La democracia burguesa históricamente se desenvuelve en los ingresos al estado de forma clientelista. De esta forma, se desdibujan las formas correctas de ingreso, permitiendo la forma directa de acceso a cargos según el gobierno de turno, que se transforman luego en grupos de pertenencia que dificultan el trabajo en equipo, porque son ajenos a la función y mas arraigados a los lazos de afectos o de necesidades que generan luego dependencia con las autoridades , al quedar en deuda el trabajador ingresado de esta forma (o por lo menos así lo vive) con quienes permitieron su ingreso en forma directa. A la vez se genera una injusticia con aquellos que no tienen vínculos con el poder institucional, y a la vez cuenta con los méritos, la formación y la idoneidad para usufructuar un cargo que seguramente ganaría por concurso. Estas son las trampas de la democracia burguesa, en la que se sostienen gobiernos por medio del clientelismo político, y cuando entran en crisis de funcionamiento, son las instancias en las que se pueden realizar concursos objetivos como indica el propio Decreto 500 para el ingreso a la función pública. Esto desnuda a la vez, la dictradura de clase que se esconde tras la democracia burguesa.
Cómo me siento, como actúo en mis tareas y relaciones en el trabajo con adolescentes en esta situación.
La importancia del insight en la eficiencia de nuestro trabajo.
Gran parte de llegar a trabajar en estas condiciones de encierro, y llegar a un vínculo adecuado con los adolescentes con los cuales intervenimos y nos relacionamos cotidianamente, depende de cómo los adultos llegamos a comprender la situación, limpiamos de prejuicios, mantenemos la asimetría educador- educando, ( no nos mimetizamos con el grupo de adolescentes), para lograr una lectura de la problemática que nos permita tener eficacia en nuestras tareas educativas, vitales y de formación intelectual que debemos realizar si queremos producir cambios una vez producida nuestra intervención, que tiene la característica específica de ser todos los días, en relaciones que cambian dinámicamente, no son lineales sino que tienen avances y retrocesos y tiene implicancias que incluyen lo afectivo, aspectos que son difíciles de manejar sin una preparación específica para el cargo. Eso implica mantener una distancia óptima, que algunos teóricos posmodernos niegan que pueda existir, que es difícil de conseguir pero que es necesario intentar obtener entre el grupo adulto de educadores y el grupo de jóvenes internados; o individualmente entre un educador y un educando, a los efectos de hacer una lectura de la situación lo más cercana posible a la realidad que vivimos día a día.
Para trabajar con un criterio de verdad, se debe mantener un criterio alejado de los absolutos. No existe un día igual al otro en un contexto de privación de libertad así como en la vida cotidiana de cualquier individuo, por lo tanto no tenemos las mismas impresiones todos los días, aunque las rutina de las tareas cotidianas y el contexto del encierro nos den esa sensación de rutina tediosa imposible de cambiar.
Diferentes estados de ánimo,de integtrantes del mundo adulto como de integrantes del grupo de adolescentes internados se producen día a día, y esto puede acontecer, por cambios repentinos en las actividades, falta de profesores, técnicos talleristas, licencias de funcionarios, actitudes de los jóvenes violando las normas del centro, libertades de jóvenes, malas noticias recibidas desde el exterior por los mismos, etc. Podemos nombrar un sinnúmero de viscisitudes que cambian la situación de un centro que aparentemente se ve “controlado”, ( o “sin control” y sin modificaciones día tras día, incluso con las tareas programadas para caa día de la semana. Por mas determinante que sea el contexto del encierro, en la construcción de un vínculo o en las formas de relacionarse que tienen los individuos, siempre el encuentro con el otro es dinámico, y se construye a través de una relación dialéctica con él y con el medio, a través de un constante aprendizaje y una buena comunicación. Esa comunicación debe estar abierta siempre, en una relación dialógica que haga comprender al adolescente, la necesidad de cambiar su forma de vincularse con el medio y con los otros. Romper el vínculo utilitario empobrecido que generalmente trata de mantener con los demás, para enriquecerlo en un ida y vuelta introduciendo el mundo de los afectos en la relación que se establezca.
En esta etapa, la educación en valores como la solidaridad, la cooperación, la resolución de los conflictos mediante métodos que excluyan la violencia y jerarquizen el diálogo, es tarea de un educador.
Los problemas específicos de la institución.
En primer término aclaramos que el concepto de institución, según Fernando Ulloa es algo ambiguo, pues puede tanto designar un proceso de institucionalización en el sentido de estabilizar conductas inicialmente de predominio emocional, como designar una organización social como un orgaqnismo con geografía y una organización del tiempo y la responsabilidades, con objetivos a alcanzar y medios racionales para el fin. Todo regulado por normas de naturaleza implicita y explícita. Creo que el INAU-SIRPA tiene algo de las dos partes, aunque en el discurso se trate de hacer entender que la institucionalización de los sujetos es un proiceso que se debe revertir para lograr el objeto de su inserción social.
Ulloa ordena a las instituciones poniendo el énfasis en que se encuentra el hombre en cada ítem institucional mencionaldo en la modalidad patológica más frecuente para cada tipo de institución de la manera siguiente:
A) Insituciones que se ocupan del hombre enfermo o disminuído.
De una manera general el individuo está aquí en una situación regresiva, en el sentido que que este término tiene en psicoanálñisis). La modalidad patológica más frecuente es el predominio de la supresión so0bre la elaboración de la enfermedad.
B) Instituciones que se ocupan del hombre aprendiendo.
Podemos acordar que el individuo está en una actitud progresiva o de crecimiento en su área emocional e intelectual. La modalidad patológica más frecuente es el predominio del hábito sobre el aprendizaje.
C) Instituciones que se ocupan del hombre trabajando.
El hombre que se encuentra en situación de haber alcanzado su madurez, su figura patológica más común es la alienación en el sentido sociológico del término, lo que significa el empobrecimiento de la condición humana. El sistema capitalista tiene por su forma social de producción y su forma individual de apropiación de lo producido, (en esa contradicción), incluída la posibilidad de generar ese empobrecimiento en la calidad del hombre como ser humano, con acceso a los bienes necesarios de consumo, los servicios de salud, vivienda, educación y la cultura.
  1. Instituciones de tiempo libre.
Posibilitan en el hombre la situación de placer y reflexión intelectual. Es en el tiempo libre según Ulloa, se generan predominantemente los cambios individuales y sociales. Se puede mencionar como figura patológica el progresivo estrechamiento de este tiempo invadido por el tiempo reglamentado y su desjeraqrquización en el hobby compensatorio de la frustración proveniente de la labor diaria.
Algo de todo esto se introduce en nuestra institución, algunas en el grupo de jóvenes internados y otras en los educadores, y personal con responsabilidades de dirección o coordinación.
Las instituciones están organizadas en base a una distribución geográfica, temporal y de responsabilidades, lo que compone su organigrama.
Siguiendo esta línea de pensamiento, consideramos lo que puede llamarse los cinco roles básicos en todo grupo de trabajo.
Estos cinco roles se pueden denominar como : 1) motor emocional, que impulsa y une al grupo; 2) pensador o teórico; 3) programador o administrador, administra y distribuye el tiempo y las prioridades de las tareas; 4) realizador teórico, tiende a realizar eficazmente las tareas parciales indispensables en un momento dado. El grupo sobrevive los momentos difíciles por él; y 5) gestor, se ocupa principalmente de las relaciones con el exterior.
Estos cinco roles conforman las características de un lider único, y si en un grupo aparecen distribuídas entre sus miembros, es índice de la autonomía y eficacia del mismo. Esto favorece el trabajo en equipo.
En cambio cuando varias de éstas características aparecen en una sola persona, el grupo tiene muy baja autonomía y se transforma en un grupo de dependencia que en el mejor de los casos es una buena caja de resonancia para el líder.
A la vez, en una organización institucional se dan movimientos de circulación entre la institución y el contexto de la comuidad; las diferentes formas y niveles de comunicación intra-institucionales, la relación entre el vínculo formal y el vínculo interno fantástico que determina el tipo de pertenencia del individuo a la institución. También se dan movimientos de integración y dispersión, ambos opuestos entre sí. De la presencia de ambas tendencias resulta el desarrollo complejo de una organización.
A través de la coexistencia temporo- espacial, y la aceptación de un régimen de normas que crea un común denominador, se constituyen núcleos que elaboran proyectos comunes y tienden a mediatizar su integración. Estos núcleos están compuestos por grupos o personas que están dispuestos a fusionarse. En esta unión participan elementos racionales de beneficio común, y elementos de naturaleza emocional con diferentes contenidos y diferentes grados de toma de conciencia.
Es muy frecuente además observar cómo estos núcleos, en la medida que no son explicitados, frente a cualquier crisis o emergencia originan una modalidad de conflictos arcaicos, enquistados en la institución que se repiten en mayor o menor medida.
Los movimientos antes mencionados según Ulloa, suponen la existencia real o ideal de puntos de contactos articulares entre los diferentes elementos en juego. Son las articulaciones cuyo funcionamiento y modalidad están regulados por las normas de la institución.
Una articulación perturbada constituye una fractura. Sobre ellas se organiza la patología de la institución.
La experiencia nos indica, que se advierte la tendencia de algunos individuos a tomar la institución como soporte y andamiaje de su vida, y que otros, en cambio toman a la misma, principalmente como situación instrumental para desarrollar su propio proyecto. Los primeros tienden en general a resistir cualquier cambio fundamental en la organización, ya que ello es vivido como algo que pone en peligro su propia identidad. En cambio los segundos suelen ser precursores de cambios básicos imprimiendo a la orgaización su propia identidad.
El orden institucional en la de privación de libertad, conlleva una gran carga de pesada violencia cohercitiva, que actúa de diferentes formas en el cotidiano de un centro, sea éste de mínima, mediana o máxima seguridad. En el orden humano cualquier sujeto, dadas las circunstancias sociales puede ser parte de una turba para llevar adelante una accion aniquiladora. Y nos dice la práctica, que pueden ser integrantes de un grupo de adolescentes internados originando un motín, pero también participantes de un grupo de adultos que se les va de las manos una situación de esas características, o adultos que anteponen intereses personales a los objetivos que están determinados en el organigrama institucional.
El grupo en uno y otro caso, queda sometido a un líder que exige lealtad. Aparentemente nadie es culpable; sólo ejecutan órdenes que emanan de un poder que nadie controla ( como la “ley” de obediencia de vida esgrimida por la dictadura militar)..El sujeto, por la necesidad de mostrar su conformidad con el grupo y con el líder lleva adelante los actos de violencia jamás pensados como posibles de realizar. “No es su culpa”; Se trata de la necesidad de no quedar fuera de los mecanismos de poder que pueden aniquilarlo, haciéndole perder el trabajo u otro tipo de perjuicios lo que lleva al sujeto a aceptar la violencia. El sistema ejerce una fuerte presión sobre el individuo aunque él muestre una supuesta o verdadera conformidad con el sistema, ya que no tiene conciencia de que está siendo sometido a lo que se ha llamado la ideología del estado dominante. Al sujeto se le reclama que haya adhesión al sistema, y si no la tiene, silencio.
Cualquier opinión disidente acarrea nuevas situaciones de violencia, pero esta vez contra el diferente. Entonces tendríamos una lucha entre lo instituído y lo instituyente, poderes contradictorios si los mismos están representados por grupos en pugna. Uno agente de la reacción que reafirma la ideologia del sistema imperante, y el segundo grupo agente de cambio.
El tema de la violencia no es particular de ningún sujeto malvado sino que forma parte de lo humano, de la organización social que deposita tal cualidad de malvados a algunos chivos expiatorios que cargarán con la maldad del conjunto. El sujeto y las organizaciones de este tipo deben hacerse responsables de sus actos. La turva no debe dejarnos de hacer ver la responsabillidad del sujeto. Una conducta colectiva no hace impune al sujeto.
Las estructuras que favorecen la exclusión son claramente exponentes de la violencia objetiva. El orden social capitalista produce un gran conjunto que transita al margen del sistema. Esos sujetos pueden mantenerse al margen, en silencio y ordenados un tiempo. Pero mas temprano que tarde la situación de exclusión se torna insoportable y el resentimiento por el orden establecido que los deja fuera, hace su entrada brusca y desenfrenada; desvastadora.
Las condiciones objetivas generadoras de violencia, no se pueden observar a simple vista. Está determinada por el proceso de acumulación capitalista, que una vez puesto en marcha sigue sus propias leyes y engendra una cantidad de fenómenos sociales que desatan procesos de empobrecimiento de grupos cada vez mayores, que a la vez producen la violencia subjetiva, la de los individuos y los grupos que reaccionan en contra de esa expulsión de diferentes formas, organizadas o no. Los efectos del sistema capitalista imperialista en un pais dependiente como el nuestro, produce miles de pobres a causa de la pérdida de puestos de trabajo en las relaciones de producción inherentes al mismo ya por generaciones, mientras la concentración de capital es cada vez mayor. En el campo social deriva ésto en mayor violencia de los niños y adolescentes que viven en situación de calle, o en cantegriles fuera de las relaciones que se dan en el mundo del trabajo. En los casos de infracción a la ley penal, en delitos violentos, el victimario se adjudica el derecho a ejercer esa violencia sobre el otro, como modo de obtener por ese camino todo lo que le está negado por las vías de acceso que la sociedad supuestamente le ofrece.
Mario Waserman dice que “cuando se propone la educación como solución para la violencia hay que tener en cuenta que si la educación deja a los educadores en el hambre, o sólo cubriendo las necesidades básicas elementales, no se constituye en una esperanza de ascenso social y la obtención de los bienes suntuarios, la educación misma pierde su valor de pacificación y se constituye en un motivo más de queja y resentimiento. Este problema se ve con claridad en los mismos docentes que aún estando muy educados se sienten marginados de la valoración social y del acceso de los objetos de deseo en contra de los objetos de necesidad”.
Es importante distinguir dos niveles de violencia en el contexto social, uno subjetivo y otro objetivo para pensar un modelo que permita cierto tipo de acercamiento a los actos de abusos, agresiones, y de lucha que se dan en la sociedad.
Hay una violencia objetiva que no podemos negar, que es la generada por el encierro. El contexto carcelario para adolescentes, al igual que la generalidad de la violencia carcelaria en un país dependiente de capitalismo atrasado, que es uno de los brazos represores de las clases dominantes. Cuando hablamos de “contención” en el SIRPA, no hablamos de contención anímica, psicológica o de cuidados. Se habla concretamente de contención física principalmente, lo que lleva a los desbordes de violencia que de cuando en cuando son títulos en los grandes medios de comuicación. Sin embargo debemos ser concientes, que la violencia es permanente se transforme en acto o no, en estos contextos de encierro.
Tiempos Diferentes.
Estamos viviendo tiempos de invasiones mediáticas y poco espacio para la escucha y el encuentro, con realidades que nos interpelan a pensar y pensarnos como trabajadores que somos de una institución de privación de libertad para adolescentes, atravesados por una realidad social, que junto a nuestras experiencias personales y funcionales, nos posicionan y nos transforman porque no podemos quedar excluídos del contexto social en que desempeñamos nuestra práctica.
Es necesario enmarcar el rol de la educación en el encierro como una profesión que debe ser considerada desde un sustento teórico y ético. Desempeñamos las tareas y convivimos con el padecimiento de la privación de libertad y la violencia que esta genera. Esto da lugar al debate acerca de los derechos de los trabajadores que integran y sostienen los equipos de trabajo, de los que están ahí, abriendo las puertas e interviniendo como acompañante de las historias de internados y sus familiares, compartiendo sus malestares, siendo parte de las construcciones de subjetividades y alegrándose cuando se empieza a ver una luz. Pero también se debe estar preparados para considerar que los adolescentes internados también son responsables de sus actos, de los hechos cometidos y que derivaron en su privación de libertad.
Que son producto de un sistema de relaciones sociales que tienen como base las relaciones de producción capitalista atrasado, y como superestructura un sistema político, judicial y represivo que enmarca un Estado burgués dependiente también se debe tener en consideración, desde el punto de vista clasista de los trabajadores.
Los trabajadores tenemos lugares comunes, asociados a los malestares de todos los colegas atravesados por la precarización laboral y la falta de reconocimiento social en la mayoría de los ámbitos de desempeño. Nos debemos el desafío de generar espacios de intercambio y de formación para construcciones colectivas, para podernos respetar, y valorar a quienes tienen historia y experiencia y a quienes aportan la frescura de las ideas y las miradas desde otros contextos, que vienen a enriqueceer con sus aportes. Debemos trabajar para que las brechas generacionales se transformen en puentes que permitan posicionarnos desde el lugar que nos merecemos en el marco de las construcciones colectivas.
Es evidente la implicancia que nuestras tareas específicas tienen en la salud de los trabajadores involucrados en el trato directo con jóvenes en situación de encierro. En relación directa con las condiciones de trabajo, debemos situar a la salud como un derecho social que es pocas veces (por no decir ninguna), pensado dentro de la institución por sus autoridades. Debemos pensar y trabajar sobre nuestra vulnerabilidad como producto de la poca formación específica que tienen los trabajadores involucrados en el trato directo al adolescente, como causa también de las políticas públicas que no garantizan las mejores condiciones para los trabajadores.
El maltrato institucional, la indiferencia, la descalificación y el hostigamiento son factores de riesgo pueden afectar nuestro desempeño en las tareas. El desarrollar nuestras tareas en condiciones poco saludables, por trabajar en espacios físicos inadecuados o bajo tensión casi permanente, la falta de reconocimiento de nuestras funciones son causantes de stress laboral. Las modalidades de contratación bajo condiciones de precarización del empleo que no contemplan derechos laborales fundamentales, a la vez que demandan deberes en forma intransigente impactan a lo largo del tiempo en la salud de los trabajadores.
Herramientas teóricas a utilizar como guía para la acción, a partir de la práctica concreta.
En las prácticas institucionales, respecto de la educación a adolescentes en situación de riesgo es un hecho que debemos partir de un paradigma concreto, lo que significa cómo interpretamos el mundo con sus relaciones complejas entre los individuos que componen una sociedad, en sus diferentes áreas de convivencia y aprendizaje. Esto refiere a qué instrumentos utilizamos para el abordaje de una problemática que se torna cada vez más compleja en esta etapa del desarrollo capitalista en nuestro país como corrientes psicológicas, métodos educativos, métodos de inserción educativo- laborales, vinculares de tiempo libre, etc.
Como una de las mas nuevas corrientes psicológicas, la psicología social debe abrirse camino en los diferentes ámbitos en Uruguay.
De cierta manera puesta en un segundo plano por la academia y las instituciones burguesas, se le torna muchas veces dificultosa su aplicación a pleno, aún sabiendo que ya muchas insituciones públicas y privadas que se dedican a la educación social o a la intervención con grupos en situación de riesgo, le van abriendo las puertas poco a poco, como un pequeño reconocimiento en lo micro-social, creemos que a falta respuestas contundentes por parte de las corrientes psicológicas más reconocidas a una problemática que se va desarrollando, a medida que se producen las crisis cíclicas del capitalismo, y las fuentes de trabajo escasean produciendo un aumento de la marginalidad en sectores cada vez mas diversos de nuestra sociedad. A esto se debe agregar las caracterísitcas complejas de la etapa adolescente, que también es una etapa de crisis, de cambio e inseguridades que sufre el individuo, con sus urgencias, baja tolerancia a la espera y la frustración, etc.
Emparentada con la educación popular como una disciplina que llega a las clases sociales a las que otras no penetran ni con su discurso ni su práctica, consideramos que a sectores pauperizados por las crisis económicas, y explotados por generaciones les serán de mucha utilidad. Porque el proceso grupal da el marco efectivo, asegurador que permite bajar las resistencias al cambio, el miedo a no poder enfrentar la realidad que oprime a los más necesitados.
Jorge Ferrando opinaba que “la promoción popular no puede ser el reducto de algunos profesionales o de algunas instituciones interesadas en los problemas sociales, sino que tiene que inscribirse en una tarea política y en un proyecto auténtico de transformación de la sociedad que abra paso a una nueva organización social bajo la conducción de los sectores populares, al servicio de todos”.** No se ve en sus años siendo parte del Directorio del INAU que ese pensamiento se plasme en la práctica, lamentablemente.
En el mundo capitalista dependiente en que vivimos, nos encontramos con la reproducción de las relaciones de dominación de nuestra sociedad, lo que genera a la vez resistencia y movilización popular en defensa de los derechos conculcados a los menos privilegiados. Todos seremos dominador o dominado, según el lugar que ocupemos en las relaciones de producción capitalista; en nuestro trabajo, en la familia y en los grupos en que nos desenvolvamos en la vida cotidiana. Es la forma de interrelación social entre individuos que interactúan en la democracia burguesa, que es la dictadura de los poderosos sobre los más débiles. Inconcientemente reproducimos en forma alienada esos modelos impuestos, por lo tanto un proceso de toma de conciencia de esta situación es la única forma que nos llevará a un proceso liberador. Es cuando decimos que la realidad determina al sujeto, pero no lo sobredetermina al punto de no poder generar cambios.
El proceso transformador, parte de la práctica y de la toma de conciencia del lugar que se nos ha impuesto en las relaciones sociales de producción por las clases dominantes, y la resistencia a esa cultura dominante que nos limita como sujetos creadores de nuestra propia existencia. Vivimos en un país dependiente de capitalismo atrasado, por lo tanto su sistema de producción necesita de una interacción social que le corresponda para que el sistema funcione. Si nuestro lugar como país en el mundo, nos es dado como de país proveedor de materias primas lo menos elaboradas posible, producir comodities que el mundo imperialista necesita y cuyos proceso de obtención y producción son profundamente contaminantes y destructoras del medio ambiente, esto tendrá su correlato en los planes educativos que los gobiernos de turno traten de imponer, y la clase trabajadora encontrará los puestos de trabajo que este sistema dependiente tenga en oferta. Obreros de la construcción para construir infraestructura, trabajadores agrícolas (muy pocos) para las formas modernas de siembra y recolección de soja o los negocios que hagan la oligarquía de aquí en adelante, obreros para la industria frigorífica, la lechería y también para el comercio, el turismo y la logística.
La desindustrialización del país también tiene su correlato en la composición de nuestra sociedad, con un aumento del lumpenproletariado en Montevideo, zona metropolitana y también en ciudades del Interior, dándose un fenómeno que podríamos reconocer como no deseado hasta por las prpías clases dominantes, pero que es una consecuencia del sistema capitalista imperialista al que estamos sometidos, y que debería ser atendido seriamente por los gobiernos de turno ya que pone en peligro también “la paz social” que necesitan actividades vinculadas al comercio y al turismo sobre todo por el aumento de los delitos contra la propiedad. Esa posición es también la de los oportunistas encaramados en las direcciones del Movimiento Sindical. Los sectores revolucionarios, se plantean la lucha de clases más descarnada para la liberación nacional en tránsito ininterrumpido al socialismo.
En un proceso liberador, se debe dinamizar la conciencia popular para que el pueblo trabajador comprenda y transforme su realidad, fortaleciendo sus organizaciones y manteniendo su independencia de clase, a fin de que con la percepción de sus intereses se largue a la lucha para conquistarlos.
Desde esa perspectiva, la educación se transforma en una práctica política liberadora, ya que permite el dominio de la palabra con sus conceptos y contenidos, lo que a la vez posibilita el rescate de la historia personal y social y la comprensión de la realidad.
Eso sí, dentro de las transformaciones que la educación necesita, debemos tomar en cuenta estos sectores que viven en riesgo social desde su nacimiento para que no sean presa fácil de un sistema opresor y prácticamente nazcan condenados a vivir en la pobreza y la marginaidad.
Al decir de Paulo Freire, “nadie está solo en el mundo”.
Estamos con el mundo y con los otros. Es también un concepto de salud mental el estar de acuerdo con esto. Si hablar a otras personas se transforma en hablar con otras personas, a través de la escucha de lo que las otras personas dicen, se entabla la comunicación, ya que no es lo mismo “hablarte a ti, que hablar contigo”. (Paulo Freire)
Una organización revolucionaria, creada para los cambios profundos de las estructuras sociales, parte de hablar con el pueblo, y no sólo hablarle al pueblo, porque ninguna revolución social triunfa sin la participación de organizaciones de masas del pueblo. Partiendo del reconocimiento del derecho de los otros a decir sus palabras, y al escucharlas nace recién ahi una relación dialogica que permite la comprensión de la posición del otro, y el establecimiento de acuerdos. Nace también en la llamada praxis, conjunción de la teoría y la práctica la teoría revolucionaria en la educación y en todos las áreas sociales, tomando como base el estudio de las relaciones de producción social, el problema del estado y sus diferencias con el concepto de gobierno, tomando conciencia de que el mismo estado burgués puede tomar formas mas o menos democráticas, y sigue siendo una dictadura de clase.
En el tema que abordamos en este aporte, consideramos importante a los efectos de mejorar la práctica, el apostar al trabajo en equipo; mejorar la comunicación y el vínculo entre trabajadores a través de reuniones semanales, que podríamos denominar reuniones de equipo de trabajo en la que participen todos los funcionarios del centro, cumplan la función que cumplan, incluídos los equipos de dirección y los equipos técnicos en un plano horizontal, donde la palabra circule libremente. Esto requiere de un acuerdo en participar, y en dejar participar por parte de las autoridades y los trabajadores.
Para que estas instancias sean realmente operativas, y se encamine hacia la construcción de un equipo de trabajo eficiente, se deben respetar los acuerdos de trabajo, fomentar la escucha y el compromiso con la tarea, respetando las potencialidades de cada uno de los integrantes sin boicotear la circulación de las posiciones de liderazgo instrumental que se dan en diferentes instancias. Esto supone el mejor aprovechamiento de los recursos humanos disponibles para el logro de objetivos propuestos.
Queda para discutir y acordar en la práctica concreta, qué tareas educativas impulsar, para producir cambios en los adolescentes que les permitan ser individuos autónomos, insertados socialmente en el mundo del trabajo y la cultura, y las relaciones sociales en espacios de libertad.
Algunas líneas pueden ser trazadas en base a la experiencia obtenida a lo largo de más de 17 años de trabajo en Colonia DR. Roberto Berro, utilizada desde 1998 para la atención a adolescentes de 15 años en adelante, en situación de privación de libertad.
Desde entonces, prácticamente en todos los centros se aplicó un sistema carcelario, con muy pocas actividades educativas serias y planes de inserción laboral eficientes. En este sentido podemos observar que cantidad no significa calidad, y se apostó a llenar el ojo de la opinión pública llenando de actividades “educativas”, de “inserción laboral” y “recreativas” que sin una planificación adecuada, ni una práctica seria, llevaron siempre a gastos estériles de dinero y de ineficiencia total para el logro de los objetivos mencionados en los programas institucionales.
Podemos tomar como referencia de buen trabajo educativo en equipo, el Centro La Casona entre los años 2000 a 20005, donde tanto objetivos como prácticas educativas y de inserción social y laboral, se discutían y decidían colectivamente, y alguno más de corta duración, como el realizado en CEMECEC en los últimos años. Todo lo demás está más ligado a la dedicación de hacer “márketing” que preocupación y ocupación por la problemática adolescente en situación de riesgo social.
Una referencia especial a la Colonia Dr. Roberto Berro.
Una idea de cómo gestionar Colonia Berro sacando los miedos adultos y también los temores adolescentes, las fantasías que generan violencia, y las realidades que también la generan, lleva a un cambio de paradigma en cuanto a cómo llevar adelante un programa en dicha Colonia.
Todos sabemos que allí se trabaja en la atención directa con adolescentes que vienen con historias pesadas de muy difícil comprensión para el común de la gente, y que vienen con un cúmulo de experiencias de marginación, expulsiónes, duelos, carencias afectivas y materiales de grados superlativos.
El cambio conductual de los adolescentes, que convivieron con la muerte, las pérdidas, la paternidad temprana, una subcultura donde el bien y el mal, los aprendizajes necesarios para la supervivencia, los afectos y códigos de convivencia son muy diferentes a los jóvenes vinculados al contexto social amplio en su gran mayoría, requiere de mucha honestidad intelectual de parte de los educadores, mucha formación específica en el tema, y mucha dedicación de todo un equipo de trabajo, con áreas especializadas y deciciones de conjunto.
Las declaraciones del Presidente Vázquez en tiempos de su postulación a la primera Presidencia, de poner en cada lugar al más apto en las instituciones del Estado, no se cumplió jamás en el INAU, y mucho menos en el gobierno de Mujica.
Para Colonia Berro, proponemos darle al concepto de colonia el contenido que ésta debe tener. Unidad educativa, productiva autogestionaria de recursos para su existencia y funcinamiento. Sistema integrado a semejanza de las comunas populares campesinas de China o la Unión Soviética. Esto significa, la unificación en una misma Dirección, los programas educativos, productivos-educativos y la seguridad, todo en función del desarrollo de la agricultura, la lechería e incluso actividades industriales pequeñas.
Organizativamente, debe funcionar un sistema donde la colonia en su totalidad debe ser la organización mas avanzada, la que integra toda slas demás unidades..
Luego, los diferentes Centros ubicados en ella, a manera de brigadas en su influencia territorial, con sus proyectos de actividades productivas, educativas y de mantenimiento, coordinadas con el resto de los centros y bajo la Dirección de las autoridades de la Colonia.
En tercer lugar, los colectivos integrantes de los Centros, equipos de trabajo de cada centro, integrados por educadores, técnicos y en los casos que las situaciones lo permitan, también con jóvenes internados. Esa debe ser la tendencia en todos los centros, incluso en los de máxima seguridad y bajo un estricto control de la Dirección de la colonia.
El sistema debe incluir la progresividad de los internados. Esto implica la construcción de un sistema progresivo de internación para los jóvenes, tomando en cuenta cambios de comportamiento, aceptación de la responsabilidad en el hecho infraccional cometido, interés en la inclusión en actividades educativas y productivas, etc., donde los ingresos al sistema de privación de libertad, comience por los centros de mayor seguridad, y según estudio diagnóstico psico-social que incluya contención y estructura familiar de cada joven además de los temas anteriormente mencionados, ir viendo en qué tiempos se van derivando a los jóvenes a lugares de mayor libertad ambulatoria dentro del espacio de la colonia, para luego sí, pensar en un egreso en convivencia social mas ampliada, con actividades en el afuera. Como cada sujeto es único e irrepetible, seguramente esos tiempos serán diferentes en cada caso (los tiempos internos del sujeto y los externos al sujeto).
Para esto es necesario un equipo técnico conformado por Psiquiatras, Médicos/as, Enfermeros/as, Trabajadores/as Sociales, Psicólogos/as y Psicólogos/as Sociales de la propia colonia, inclusivo, con formación de los educadores/as para la participación en dichos organismos, que serán educativos, formativos y de control mutuo, bajo la dirección y toma de decisiones centralizada en el organismo de Dirección de la colonia.
Sin duda, todo este programa se tendrá que hacer en coordinación con el Poder Judicial, a través de informes y entrevistas con los protagonistas involucrados en cada situación.
Aporte: Jorge Pérez. Setiembre de 2015.
*Alfredo Moffat. Terapia de Crisis. Bs.As.











** Jorge Ferrando. Director del INAU durante varios períodos., en su libro Pensando en la Educación Popular.

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